En la industria azucarera la inversión es una constante, más aún para encarar la producción de etanol. En el caso del Ingenio Azucarero “Roberto Barbery Paz”, parte de la Corporación Unagro S.A, se calcula una inyección de alrededor de 12 millones de dólares para contar con una planta integral generadora de alimento, energía y fertilizantes. Además se invierte en investigación de alto nivel científico.
Este monto viene siendo repartido entre la planta deshidratadora, el incremento de la capacidad de la destilería y adicionalmente una planta concentradora de vinaza, esto con miras a preservar el medio ambiente y sacar provecho de este potencial contaminante que queda del proceso de transformación de la caña en alcohol, el cual se puede transformar en fertilizante por su alto contenido de Potasio.
Este fertilizante sería utilizado por los mismos cañeros afiliados a Unagro, pero también tiene el potencial de comercializarse como un subproducto más de la industria cañera.
El Presidente Ejecutivo, Luis Fernando Barbery, adelantó que incluso se han tenido charlas con ejecutivos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) para realizar algún tipo de formulación mezclándolo con la urea que produce la estatal petrolera.
“Sería una formulación NPK (Nitrógeno, Fósforo y Potasio), muy utilizada en el agro nacional y que podría estar disponible para beneficio de todos los usuarios del mercado”, detalló.
Nueva visión
Hoy Unagro S.A. encara el proceso de pasar a ser más que un ingenio azucarero y convertirse en una agroindustria productora de energía. Y es que, como explica Barbery, en realidad la caña de azúcar es una fuente de energía; el azúcar es energía como alimento para consumo humano, muy barata y efectiva; también lo es a través de la transformación en etanol, como combustible limpio para automotores; y, por supuesto, con el aprovechamiento del bagazo como combustible para el funcionamiento de nuestras calderas de alta presión, lo que también se transforma en energía eléctrica.
“Estamos iniciando este año una fase masiva de generación eléctrica. Este año inyectaremos 20 megavatios/hora (MW/h) al Sistema Interconectado Nacional. Hasta el 2019 vamos a cogenerar 40 MW/h y seguramente en el futuro eso va a significar un crecimiento a alrededor de 90 MW/h, siempre y cuando las condiciones del mercado, en cuanto a precios, lo permitan”, aseguró.
Investigaciones
Un convenio con la Universidad Texas A&M de EEUU posibilitará un estudio sobre el potencial de la castaña como súper alimento. Esto porque la corporación Unagro posee tres plantas beneficiadoras de este producto, tanto en la zona de Riberalta – Beni, como en el departamento Madre de Dios en Perú.
“Se busca ratificar científicamente las condiciones que tiene la castaña como súper alimento. Ello va a facilitar no solo que el negocio sea más sostenible, sino que crezca, en el sentido de que con mejores precios más gente tiene empleo y más profundo penetra en la Amazonia en busca de castaña”, indicó, recalcando que este trabajo se lo realiza buscando preservar la selva del lugar.
Asimismo, se ha establecido otro acuerdo con dos laboratorios del Sur estadounidense que trabajarán en mejoramiento varietal de alta tecnología de la caña de azúcar.
“Se trabajará con investigaciones mucho más precisas que van directamente a la detección de los genes que contribuyen a ciertas cualidades favorables de variedades ya existentes, para lograr acumularlas en una variedad local ya adaptada a la zona y así lograr un súper material de caña de azúcar. Ojalá de aquí a 10 años podamos tenerla ya y aprovecharla, lo que nos va a permitir ser más productivos”, adelantó con tono optimista.
Además, dijo que el acuerdo contempla el intercambio y capacitación de recursos humanos en estos avances científicos de la biotecnología más moderna.
Sobre el particular, el experto brasilero en cultivos cañeros, Ing. Daniel Pedroso, coordinador agronómico de la firma israelí Netafim – Brasil, observó que Bolivia tiene una falencia en cuanto a variedades desarrolladas en el país.
Las variedades que se utilizan son traídas de países como Brasil, Argentina o Colombia y adaptadas al medio, pero eso no es correcto, dijo, pues un material cambia mucho de una región a otra y eso puede limitar la producción.
En ese marco, llamó la atención para que haya una mayor inversión y así órganos de investigación nacionales puedan ocuparse de este tema.
